¡UMBRALES DEL TIEMPO!
Estos versos que ahora nacen, saludando la alborada,
ya en el pecho efervescían desde mi temprana infancia;
era apenas un muchacho y a mí venía sumada:
¡La literatura entera cual la más rica ganancia!
Frisando lo ocho años me topé con un poema
y creo no fue gratuito; la cita estaba fijada
desde cuando mis ancestros descubrieron el fonema:
¡En los umbrales del tiempo con la mente aún vendada!
Como brota la semilla desde el alma de la tierra,
las sílabas van saliendo, ascendiendo por mi esencia,
y después de vagar libres: ¿quién las atrapa y encierra?...
¡Ellas mismas superaron la diabólica demencia!
Les dejo a todos constancia sobre lo que me interesa
que no es distinto a querer ¡La guerra ver derrotada!
Y el pan puesto en abundancia en la famélica mesa:
¡Donde antes era idílico tener cena rebosada!
Por qué razón que no entiendo los bienes son privilegio,
de los que sólo aprendieron a utilizar la sevicia;
creyéndose los voceros de ese falso mundo egregio:
¡Donde con mezquino afán su virtud es la avaricia!
Compulsivos coleccionan las cosas en abundancia
y hacen desbordar los bancos con el sudor de la gente;
también en los cementerios oculta está la ganancia:
¡Luego de ser silenciado el clamor del inocente!
Estos cuartetos quisieran igual que grifos abrirse,
para que corran los ríos del líquido carmesí
y la falacia por fin logre a punto desteñirse:
¡Desvelándole al tirano su alocado frenesí!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino