Su figura pequeña se instaló en una silla
y miró las ausencias del lugar,
se aferraba a rabias y dolores.
Usaba unos anteojos oscuros
para atenuar su intolerancia al universo,
permaneció inmóvil esperando nada.
Empezó a hablar lentamente:
- No tengo mucho que decir, dijo, sacándose los lentes.
- No sé muchas cosas, es verdad. No lloro no río.
Pronto develó que su padre lo maltrataba
que su madre no lo protegía, sus hermanos lo ignoraban
y vagaba haciendo cosas que no deseaba.
Los amigos se burlaban de él
en sus palabras faltaban letras en las letras silencios
vocales que lo llevaron a la duda y a la resignación.
Qué es lo que te gustaría ser en el futuro.
Con leve sonrisa, avanza y se endereza lentamente.
- Quiero ser DJ, responde con seguridad iluminada.
Se abren mil puertas y entra la gente
Se encienden cientos de luces multicolores
Se instala una multitud enfervorizada que escucha y salta.
¿Dónde estoy? Me pregunto
Estás sentado en la resignación,
parado en el resentimiento.
Salgo cada día a buscar un trabajo que no quiero,
encuentro a mi padre muerto que corre tras su propio sueño.
Lloro sobre la cama donde un día fui concebido.
¿Cómo te mueves al escenario del mañana?
Cambio mis creencias y devuelvo esperanzas perdidas.
Invento palabras, reemplazo vocales.
Ahora me subo al escenario, soy más alto y menos necio.
Me reconstruyo desde mis fortalezas.
Abrazo la multitud que me aclama y me respeta.
Me quedo adormecido, duermo y no sueño, he perdonado.
Suelto mi pasado, para que vuele con la música que estremece a los que han venido a verme.
Ya no me importan las promesas no cumplidas.