solitario del silencio

Como sol de fuego.

Contuvo la respiración y lo decidió de una vez,

tomo impulso y enfrentó el portal que se le abrió a su paso.

Al hacerlo, sintió su ser erizarse de lenguaje,

de miles de palabras,

de consuelo,

de despedidas,

de adioses certeros.

Sintió el lenguaje de las lágrimas,

sintió el lenguaje de la amistad,

sujetándola frenéticamente.

Sintió todo eso  pero se mantuvo serena.

Una vez en el umbral,

comprendió que la oscuridad,

era exceso de luminosidad.

Se sintió serena.

Exhaló todo el amor.  

Y no miró hacia atrás.

Exhalo todo el dolor,

que acarrea tanto amor.

Y no miró hacia atrás.

El portal, 

Un rasguño en forma de círculo se disipó.

 

Tanta luz ,la cegó absolutamente por un instante.

Que ya no es instante.

Por que no es.

Sintió fraternidad en sus manos etéreas.

Poco a poco recobró la visión.

Y advirtió que esa calidez en sus manos,

eran,

las manos de dos niños.

Que la guiaban.

El niño tomó una mano.

La niña tomó la otra.

Y así marchó la musa,

de la ternura más estética.

Y así marchó la musa que me anticipa.

Se fue por un camino.

Que se abría exclusivo  para ella.

De manera  familiar.

Y se extendía al infinito.

Los árboles y el cielo como ayer.

Todo es igual,

como ayer nomás.

Todo es suyo.

La tierra entera la recibe.

A ella, la mujer angélica.

De un edén en tono sepia.

Sus ojos tristes dejaron de serlo,

y brillaron ,como sol de fuego.

Su partida, fue un regreso.

Un eterno retorno.

Un volver romántico.

Exquisito y sigiloso.