¡He visto muchas partidas, y tantas he vivido!
Me atemoriza el arribo del camión de la mudanza,
Arrebata pedazos de mi vida que se cae
¡Dolor!, ¡angustias!, ¡alegrías!, ¡risas!, ¡esperanzas!
Todo se conjuga en mi pobre alma que se contrae
en el mudo laberinto del adiós compungido.
¡He visto muchas partidas! Vi al hijo que se marcha
Buscando otro destino, otro cielo, otro nido.
He visto la risa y el llanto dócil de la madre,
Mezcla de dulce y amargo, de silencio y ruido
Como si pócima de resignación se tratase.
Dejar ir del crío que ella ha parido, es ley natural.
¡He visto muchas partidas! ¡Tanto adioses he visto!
He visto partir al amor con la luz del crepúsculo,
Justo cuando la noche comienza a parir el día.
¡He visto cerrar la puerta de otros tantos amores!
¡Tapiar el alma y vivir con la mística fantasía
de curar las heridas del recuerdo del ausente!
¡He visto tantas partidas! ¡Otras sin despedidas!
¡Con silencio! ¡Solo silencio! Muriendo la carne
de quienes no alcanzaron cumplir con su tiempo.
Y en el frío mármol, inertes, las palabras muertas
Que los hombres callaron en la cruel despedida.
He visto tantas partidas, ya mi alma llora desierta
He visto partir las esperanzas, por los caminos
caóticos de los misterios y de los calvarios
Sembrando en su andar oscuridad y sufrimiento.
He visto plegarias dormidas en píos rosarios
silencioso rezo por los que partieron al viento.
Cielos! Mi pobre alma yace solitaria y desolada.
¡Nunca hubo un tiempo para sentenciar el despido!
¿Cuál es el tiempo de las enlutadas despedidas?
Llega... solo llega... Soy despedida... Soy olvido.
Soy partida... Soy culpa... Soy…. nada
Nelly h
09/06/16
Argentina