Era un día nublado, un día lunes para ser mas exacta, el cielo se pintó con una escala de grises,
con un frío, me quedé parada en la ventana admirando cada detalle de aquel paisaje que mis ojos veían,
pensaba en aquellos en los que su vista siempre ha sido negra, pensando en cosas sin importancia, llegó
un recuerdo a mi mente, comencé a sentir aquella sensación que había dado por olvidada, comencé a extrañarlo,
por un momento su olor peculiar llegó a mis sentidos, vino a mi mente su imagen acostado en su cama, envuelto
como un niño pequeño en sus sabanas, me adentre tanto en el recuerdo que creí tenerlo cerca, juré que lo tenia a mi lado,
me sorprendió tanto el poder de mi mente que sin darme cuenta, me alboroto las emociones, me traslado a otro mundo,
mi mundo quizás, un pequeño ruido me hizo regresar a la realidad, me sacó de golpe de mis pensamientos, miré la hora
y se me hacia tarde, me terminé mi café, y el desayuno en mi bolso coloqué, salí, miré al cielo y solo dije. ¡Bendición abuelo!