Nunca antes me sentí tan libre
como cuando me abrazaron las cadenas
yo mismo acaricié los eslabones
ciñéndolos seguro entre mis alas.
Las gentes al pasar me contemplaban
mirando compungidas a mi cara...
¿por qué no se desata, buen señor?
con voz quebrada me pidió una anciana...
¿acaso está purgando alguna pena,
que incluso en huelga de hambre de declara?
Tranquila mi señora y nada tema
que estoy haciendo un alto en la prisión
por donde la gran turba se desplaza.
Me asiste por demás gentil razón:
¡honor le rindo a noble y brava raza!
También midiendo voy la dimensión
que tanta prisa a veces nos opaca.
Las órdenes me dicta el corazón
por eso sin dudar a mí me saca:
de la cárcel que sin rejas compartimos
millones de convictos colombianos
condenados por soñar con la esperanza.
El hierro con sus cuentas me recuerda
que no le alcanza toda su existencia
para ponerle cercos a mi alma.
Altivo sé ponerme y bien enhiesto...
para daros mi parte de Victoria.
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino
Después de la huelga de hambre que llevara a cabo los días 27, 28 y 29 de junio de 2007 (con sus noches), encadenado a una verja del parque Santander de Bogotá D. C. (Carrera 7a contiguo al Edificio de Avianca). Utilicé 4 metros de cadena y 3 candados. La protesta fue contra la Secretaría de Cultura, educación y recreación del Distrito Capital. Por su indiferencia frente a nuestras propuestas. No obtuve ninguna respuesta. No obstante me quedó la lección y un buen poema, creo yo.
Condorandino