Si la vida te abate y te soslaya,
no te sientes en bancos de hormigones,
ni tengas brevedad como la raya
porque serías pan de tiburones.
Mejor observa desde la atalaya
la tortuga pausada y sus bastones,
tú puedes ser el nido de su playa
y abracen como el mar los corazones.
Si la vida fanática te muerde
detén el ritmo, toma una estadía,
porque el Sol no se va sin que recuerde
del alma que no ve la luz del día,
volverá con su plasma y rayo verde,
con su linda amapola y la sangría.