El otoño gris y gélido no logra aferrarse
sobre mi piel de verano y viento norte
ha quedado sujeta a un calor lejano
que aún aviva el fuego sobre las cenizas.
Agoniza este sentimiento hecho trizas
anhela suicidarse en el vacío de mi alma
que no la olvida.
Cae irremediablemente entre recuerdos
de primaveras, flores y caminatas lentas.
Enciende a su paso la luz de la memoria
dando vida a viejos sueños que evoco
entre lágrimas y mi epidermis aún tibia
de besos ausentes y caricias escondidas.
Nunca alcanzará el fondo del abismo
mi amor navega sobre nubes de quimeras
no ocultan el sol de la realidad agobiante
y el frío de muerte no logra penetrar
en mi cuerpo que aguarda por tu presencia.
Oscar A. Fernande Folguerá