Bajo la penumbra de esta tristeza,
en un laberinto de desamor,
del corazón escucho su clamor,
y de mi alma percibo la flaqueza...
Y es que en medio de su franca nobleza,
mi alma, aun dolida, reclama tu amor;
porque añorándote, pierde el temor,
de perdonarte, obviando tu vileza...
Y al creer mi alma que tu te mereces
perdón; olvida que pagó con creces,
tu vileza y pesarosa traición...
Y al conjuro de las debilidades,
de dos órganos llenos de bondades,
sufro un mundo escribiendo esta canción...