En aquel viejo bosque misterioso,
En el inmenso mar de la ilusión,
Ese lado infernal del corazón,
Que induce hacia un lugar muy escabroso;
Me introduje y andaba temeroso,
Mis miedos se tornaban obsesión,
Sentía confundida mi razón,
En fango singular, muy espantoso;
Vencí ese gran temor, al fin yo vi,
El tétrico lugar donde yo estaba,
Una inmensa medusa descubrí;
Solitario muchacho que lloraba:
Al cielo contemplé y te pedí,
Rescátame mi bien, tu amor me salva…