Solamente que los ojos me sacara,
No admirara las bellezas naturales.
Dios creo: las mujeres, tierra y mares;
Para que el rey de la creación las admirara.
No me niegues la luz de tu presencia
Ni me pidas que deje de mirarte.
Permite, a mi criterio, recordarte:
Que admiro más que el físico tu esencia.
Las ofensas que a la carne se le infieren
No tocarán, jamás a la pureza.
El físico esta expuesto a las ofensas,
Que al espíritu, por puro, no lo hieren.
Que no te cause ofensa mi mirada
Cuando en tu cuerpo de diosa me recreo,
Es hermoso, te juro, lo que veo;
Al grado que se encienden mi pasión y mi deseo
Y mi respiración se torna entrecortada.
No te sientas ofendida por mi impúdica mirada;
Recuerda que eres bella entre las bellas
Y que Dios te concedió el resplandor de las estrellas
Para que todo ser viviente te admirara.