La fontana del silencio
se entretiene indecorosa
entre labios desgastados
malversados de lisonja,
una herida desvestida
se deshace pudorosa,
entre lirios deslazados
bendecidos
en sus deshoras,
en mi alma desgajada
de abandono desmerece
entre acordes sincopados
por vacantes deslucidas,
en el arco desvastado
del crepúsculo
en que me cito...
la amapola se devora
entre bárbaras acequias,
de dolor...
absurdo y frío.