Y pese a que tu voz deja resabios
me abrazo al talismán que me dejaste,
tu nombre es revebero de mis labios
no creo que la chispa se desgaste.
Olvido ya tus bromas, tus enlabios…
y dejo que esta página se engaste
al libro de los dioses que tan sabios
escriben la poesía que borraste.
¡Aún sigo dormida con el sueño
de ver tu boca igual que la alborada
y beses mi vorágine excitada!
¡No quiero fabular en este empeño,
quisiera que en mi vida seas dueño
y más que ser tu amante…ser el hada…!