carlos obeso

El encuentro

Durante largos años

estuvimos ausentes el uno del otro

no sabíamos siquiera

de nuestra existencia.

Tu habitabas una tierra

árida y solitaria.

Yo volaba en un cielo gris

que siempre amenazaba tormenta.

Dos desconocidos

condenados a encontrarse; bendita condena

 

Tus palabras como alas de paloma,

puras y blancas,

planeaban por mi cielo.

Tus ojos llamaron a la puerta.

Abrí de par en par y te miré.

El roce de las pupilas la hicieron saltar.

Una chispa bastó

para encender tanto fuego

Mientras las llamas devoraban el colchón

el amanecer acunaba la noche

Una noche de vino y rosas.

 

Recuerdo que yo puse el vino ...

tú, los pétalos de rosas.