La galáctica aljófar me diste
una tarde del mes de febrero
y después de alcanzar el lucero
me estremece saber que no existe.
Ya vestida con blondo limiste
todo raso volvióse aguacero
pues cayó de muy alto al sendero
y dejóme sin chal tu despiste.
Por quitar la lluviosa hipoteca
con bravura de cierto me inmolo,
es verdad que tu estampa me obceca.
Yo persisto en aquel waterpolo
donde fui en tu regazo muñeca.
¡No me importa observar otro polo!
soneto decasílabo
waterpolo: Deporte en una piscina