“No podré llamarte cuando me crea solo.
Yo soy la soledad”. Roque Esteban Scarpa.
Hurgando en mis temores revolqué las callejuelas
remendadas que rompieron el paisaje.
Apuré el paso
porque soy péndulo de reloj de templo,
badajo programado desde ayer,
miedo e intrepidez en mi andamiaje.
Solo.
Sigiloso sobre mi pasado.
La tierra con su aspecto nuevo,
asfixiada, sedienta, edificada
como un planeta de futuro en crisis,
celebrando la única flor de su cosecha.
Allí sobre mis huellas aún vibrantes
se extiende el pergamino pendenciero.
Mi duda sellará la ausencia,
mi firma, estampará la guerra.