Voy buscando a mi regreso,
en tus aulas y en tu patio,
los escondidos secretos,
que tu guardas de mi antaño.
Tiene el pizarrón la marca,
que dibujaron mis manos,
como si fuera un tesoro,
que me brindas del pasado.
Me contempla la campana,
que parece estar sonando.
¿Será que mi corazón...
nunca ha olvidado su canto?
Y esa ventana celosa,
por donde se iban mis ojos,
en silencio me reclama,
que la acaricie a su antojo.
Parece que fuera ayer
más dice el tiempo, diez años
escuelita de Malbran
donde pase el secundario.