Me dejé cautivar por su mirada,
¡sus ojos negros!
me enamoraron sus labios,
me enloquecieron sus besos.
Me rendí frente a su luz
como si fuese del cielo,
camine junto a su voz,
sucumbí ante su silencio.
Cada murmullo del viento
me acercó a su sonrisa,
en su perfume, las flores,
olían como ella olía.
Todo era claro, su ángel
murmuraba poesías,
cantaba canciones blancas
cada vez que ella dormía.
Sus manos…si sus manos,
suaves, delgadas, esculpidas,
volaban cual mariposas
sutiles en sus caricias.
¡Cuánto la amé!, ¡Cuánto la amo!
cada vez que ella me mira
me enamoran sus labios,
su mirada me cautiva….