Piso una bodega vieja,
abandonada y destartalada.
Me siento en una silla
que apenas se mantiene de pie,
veo el triste mostrador
desnudo ya de muchas baldosas,
que contarían tristes historias de amor,
en el suelo trozos de vidrio sucio,
donde debieron servirse
muchos litros de esperanzas lejanas,
mientras otros,
buscarían el lenguaje del vino en los labios.
Servido por un bodeguero páncero,
con su delantal, manchado de trozos de consejos
Cuánto pesaron todos los sueños
soñados en la Tierra.
Dónde la pena que la gente oculta
se calmaba en la bodega.
Cuando camine por las calles un día,
cuando el ala mortal roce mi pecho
y me cunda una tristeza grande,
pensare en calmarla, con una botella
de vino viejo, en esta vieja silla,
en esta destrozada bodega,
porque nada es...
como una historia vieja
P.M Pedro Monroy Gemio