El cesto de la papelera rebosa, y un mundo de hojas arrugadas caen al piso, cual cascada de pensamientos que marchitan en el tiempo. Tras la mirada cansada el parpado resiste ante incontables horas, y entre sus manos la pluma acaricia la inmaculada hoja con trazos de amor. Y un suspiro se escapa entre las lìneas de aquella carta dirigida a su amor. -\"Querido mìo, ¿cuantas veces intentamos decir adiòs?, y en el intento regresamos con mas furor. Es un cruce en el càmino que nos marca el destino, quiero seguir mis instìntos aunque ante el mundo parezca cruel desatino\". A travès de la ventana los rayos de sol anuncia una mañana clara, y el aleteo de aquel ave le entrega un mensaje, y espera por la respuesta que ha de llevar. Celina la toma en sus manos y entregando la carta de amor exclama: ¡Oh, mi querida mensajera, abre tus alas y vuela muy alto libre en el viento y entrega esta carta en las manos de mi amante!. Entre ardientes deseos con solo pensar en èl, refresca su piel con agua de rosas. Atrapada en su historia recibe y contesta sus cartas de amor. Entre los aires del tiempo se reflejan sentimientos en un mundo de letras, que le abrazan y le besan en cada encuentro de amor. -Celina has regresado, ¿donde has estado?. -¡Inspirada presintiendo la vida en cada momento, y escribiendo lo que siento!
y la vida continua...