Su primera sonrisa
fue inocente
casi indiferente
lanzada de prisa
desde su cornisa
de labios y dientes.
.
Su sonrisa segunda
fue muy distinta
era linda
era profunda
habladora, muda
¡que gran sonrisa!
.
Su tercera sonrisa
fue cautivadora
el alma enamora
como llovizna,
usando de divisa
su magia seductora.
.
Su cuarta sonrisa
era más hermosa
amplia, esplendorosa,
pero no sumisa,
como flor de altamisa
tan milagrosa.
.
Su quinta sonrisa
fue definitiva
como quien convida
feligreses a misa…
Fue tan precisa,
que alumbró mi vida.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela