Sus ojos, candil de noches de desvelo,
fluctuantes en el aire, igual que aves en vuelo,
como barcas nobles en largas travesías,
zigzagueantes, incipientes, sobre olas sencillas.
¡Sus ojos !…sus ojos negros, si los vieras,
aún guardan la inocencia del primer anhelo,
brillan con la noche, como estrella y cielo,
y van, vienen y van, rompiendo, cual las olas del océano.
De pronto, su mirada abierta enloquece mi agonía,
una simple expresión invade de lleno mi tormento,
mi locura, mi avidez, estalla mi cordura en un intento
y otra vez se va... así como llegó, como olas del océano.