Jeovany Mikke

Su, y la gracia del mar.

EXTRACTO DE LA NOVELA “EL RUMOR DE LA PRESENCIA”

Jeovany Mikke

 

El muchacho que se había quitado la polera solo llegó un par de metros al fondo, y comenzó a nadar también pero su ruta fue por el borde de las rocas. Patricio se puso de pie atónito. La cabeza de la Su emerge una vez más desde el mar y sus brazos se mueven con desesperación, aunque yo lo llamaría desesperanza. Como dije anteriormente, a último momento Su se dio cuenta que acabar con su vida de esa forma no fue una buena decisión, su cuerpo, zascandileando bajo la ley que dicta el mar hacen salir de sus ojos los últimos llantos de suplicio, solo hasta que su glándula lagrimal se paralice del ahogamiento. Es probable que en unos minutos más, Su, que del principio demostró debilidad en el nado, pierda el conocimiento por pánico o por falta de energía, la sumersión provocará que trague más agua de lo que podrá aguantar. –Ayud… Ayu… –con desesperación, Su daba sus últimos gritos. La marea comenzó a retirarse hacia el fondo para desatar una ola gigantesca que puede verse a lo lejos, pero las energías de Su parecían no acabarse y sus manos aun semejaban un aleteo en la superficie y su cuerpo desaparece una vez más en otra sumersión.

El muchacho por el reborde de las rocas estaba a unos ocho metros de Su,  pese a que el violento oleaje lo sacudía y lo empujaba metros atrás. El muchacho jamás se rindió. Cuando el joven estaba unos metros más cerca desgañitó: – ¡Su, nada hacia acá! ¡Vamos ven!-  Cuando parecía haber una esperanza para Su, una inmensa ola de casi nueve metros arrastra a el cuerpo de Su como si fuese un insignificante desperdicio, o un alga marina desprendida de un coral. Con una fuerza indescriptible el cuerpo de Su fue azotado contra las rocas en donde se afirmaba el muchacho. Toda la fuerza inmensurable de la ola se sujetó y uso la cabeza de Su como si fuera la punta de una bala, despedazando la cabeza de la joven. El sonido que emitió el golpazo del cráneo  contra las rocas, que fue camuflado por la sinfonía natural del oleaje, fue algo parecido al ruido que emite un coco al ser destrozado por una piedra, es lo poco que se pudo oír. Fue tan grotesca la ola que el joven salvador fue arrastrado metros hacia la playa pudiéndose afirmar nuevamente de otra roca sin perder el eje de equilibrio, y no percatándose de lo que le había sucedido a Su. Los jóvenes de la playa que estaba de frente no pudieron percatarse tampoco de lo sucedido debido a que las gigantes rocas cubrían parte de la marea que se extendía hacia lo profundo. Una vez el joven se dirigió con más rapidez, Patricio comento: –viste eso Amit, ¿lo viste? –sí, –conteste. Patricio se sentó sin decir una sola palabra y sin dejar de mirar el cuerpo de Su que flotaba con la cabeza despedazada.

El mar a tomado otra vida, se ha alimentado de la sangre viva de otro ser humano, es una ofrenda para ti, si,  tú te la llevase hermoso mar y los peses  se alimentarán de los restos de la carne de Su, y si quisieras, podrías llevarnos a todos contigo ¿no es así? No hay nada que no puedas hacer y por eso te impones al que no te respeta y cree superarte, sin aprensión tomarás cada vida que se te antoje porque así debe ser ¿no es cierto? El pez sol larval que habita en las profundidades recónditas del océano percibe el miedo  hacia el ‹‹desapego al respiro que nos mantiene vivos›› y brilla proclamando el llamado que a los peses convoca una absorción de los fluidos de muerte. ¿Cantas victoria hoy? Siempre la cantas, y la seguirás cantando, al  crepúsculo del atardecer, al sol de la mañana, como al caer de la noche bajo una luna invernal,   polifónicamente escoltado de tu gran temple desconcertante.

 

El joven tomó a la chica después de lo sucedido y la colocó entre su costilla derecha. El oleaje hizo que muchas veces que  el joven se apoyara en una roca aferrándose a ella para no ser arrastrado por la marea, todo esto solo con un solo brazo. La ambulancia llego al igual que un helicóptero de la marina tardíamente. El jovial y bello cuerpo fue llevado en ambulancia, el cuerpo de la muerta. Al cesar de la batucada, los jóvenes de la playa fueron expulsados del lugar por la policía, la morena mujer de los ojos más tristes les había ‹‹jodido el buen parque›› a los músicos y a los muchachos que tenían la fiesta nocturna en la playa de “Las Conchitas” o playa de “Los Muertos”. Quizás si Su, hubiese ‹‹hecho la desconocida a las miserias›› aún estaría con vida. Me pongo a pensar, ¿Qué razones tendría una mujer joven para cometer el suicidio? Desafiando al mar y caminando de manera pausada y suave por  la arena, erotizando con los senos descubiertos a hombres y mujeres, en realidad ¿importan ya las razones de por qué se mató? Si al final la joven se arrepintió cuando ya  su cuerpo era preso del océano. No eran razones de peso, fue entonces contraproducente… un error. Pero en fin, era su destino…