Somos sacos de sangre, buscando canalizar nuestros días, entre la materia inerte Delicado Infarto, entre un jueves de Marzo. Pánico impaciente, desperdicio inútil. Tormenta de calma mortal cayendo por la barranca del suspiro. Me encuentro, otra vez es la única salida que queda después del sacrificio, Ciego; por poco un lunático. Vaya conclusión interrogativa. Y luego dime a que hora puedo dormir, con tanto silencio descansando en mi almohada. Oscilaciones en el mismo santuario, detrás del armónico día, olvidando escandaloso silencio que deja la vida.
que nos engendramos perdida...
en algún florido cuarto, lleno de luz mental,
y en este momento sombras corriendo por mi espalda.
Para inconciente perderme…
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