(1986)
¡Ámame!
Que tienes mi corazón entre tus manos
que tienes mi vida entre tus labios
que tienes tu ser en torno mío.
Ámame como no lo has hecho nunca,
como si ya nada importara,
como si yo ya no volviera.
Ámame, que no he de olvidar esta quimera.
Recuerdo muchas veces que dijiste
que pronto olvidaría las mis promesas,
que andaba yo buscando las rarezas,
que no era más que un juego de muñecas.
Y ahora que la herida me consume,
que no logro borrar tus amoríos,
me digo si eso poco que me diste
habrá sido tal vez algún zafiro.
¡Ámame!
Descubre la dicha que tu más quieras.
Seamos otra vez, los dos, amores;
que todo el que nos vea nos tenga envidia,
¡Que no puedan creer que somos flores!