Bajo esta luna de junio
no solo el invierno ha llegado
en las vocales de la lluvia.
Te recibo amante mío
y te proclamo soberano en este reino
de verticales coplas.
Tu rostro empapado de nubes
cruza el horizonte de mi cielo
haciéndome temblar al filo de estas aguas…
el pecho se ha empinado en busca de tus yemas,
que alcanzan la redondez del mundo
en la curva precisa de mi seno
desplegando estas inmarcesibles rosas,
ellas apuran el sorbo de tu esencia
en la boca abierta de la lluvia.
Bébeme con prisa en la
corteza de mi roble
en el ramaje de mis verdades
te abrigo; ave lejana…
¡Envuélveme
en el santo sudario de tu piel morena,
no existe el mundo cuando tú no llegas
sóplame con tus ojos; dame de nuevo la vida.
No es fácil volver, lo sé, porque el viento
siempre va mudando tus caminos .
Mayo termino frío y ventoso amor mío
y en tus ojos de invierno hay amaneceres grises
en perpetuo coloquio con tu sombra,
pero a veces... ella viene pletórica de luces.
¡Ha candelero en llamas¡
niño mío…
árpame, denuda mis carnes olorosas
que está gritando un lobo en mis entrañas.
Nadie apagará esta noche los luceros,
tus manos elevan las últimas llamas de mis ágatas.
Alejandrina