Hoy tu palabra me hizo temblar
y mis miedos hablaron con la sombra,
esa que se apiada de mi cuando no estás,
esa que me mira entre lo que se nos va
y parece un asombro pasmado que
por mi interior como gota mágica
tranquiliza mi inquietud
y siento que corre, que te nombra
hasta hallar la verdad.
Que eres tú, que no es un fantasma
que me persigue a donde quiera
que estoy,
ese verbo amigo que cuando llega
es un castigo,
esa fuerza imponderable
que me seduce sin piedad.
Hoy tu palabra se hizo certera
en mi conciencia y el dolor se unió
a una prepotencia incalculable,
de tal manera que tuve que salir
con mi alma afuera
para respirar oxígeno transparente
y sentirte tal como tú eras,
con esa fortaleza que a escondida
descubre mi mente y alienta
lo inexorable de esta vida.