La caldera me estalla,
las válvulas aúllan, el vapor me abrasa
mi corazón es un caballo desbocado
huyendo del vacío
un caballo de fuego con las crines al viento
que vuela por el bosque en busca del dorado
persiguiendo un sueño en la noche de los tiempos.
Se libró de las bridas y el bocado
y derribó al jinete
y galopa indómito y salvaje
hacia ninguna parte.
El destino me clava las espuelas
y me empuja con furia hacia el futuro
sin riendas ni camino,
las ramas me fustigan
las zarzas me desgarran
la escarcha se hiela en mi pelaje
e infecta mis heridas
con la negra ponzoña de los miedos
que danzan en las sombras.
Corazón, corazón, detén tu huida,
esa loca carrera hacia el abismo
que aquí tienes tu hogar y tu morada
llorándote en mi pecho.