Me lanzo al vacío a conciencia del suelo que me espera,
Como cuello que espera el filo de la guillotina,
Así mis brazos embisten el viento de la caída.
Me arrojo de lleno a los azares del destino,
Con alevosía y ventaja de conocer el camino.
Voy caminando a donde ya he trotado, con aliento de fiera
Que se esconde entre los terrenos de predadores invictos.
Titubeante, observo los ojos felinos que me desean;
Seguro, doy un acto circense de fingirme gacela,
Me recuesto en el pasto y mi carne entera se entrega;
Caen las zarpas, los colmillos y me engulle en su lengua,
Transgredido, me toma de lleno y me deja malherido.
Un predador con ojos felinos camina satisfecho,
Mientras su lengua que llega hasta el pecho
Le enseña al vientre, al corazón y sangre,
Que hay mayores razones para comer
Que por simple hambre.
Triunfal, me incorporo casi deshecho,
Camino de nuevo sin rumbo fijo;
Ya vendrá buscando alimento,
Con vientre lleno pero apetito nuevo,
Me verá y temblará,
Al no saber quién ha sido platillo
Y quién el salvaje que ha comido.
Así, estúpida y contenta,
La fiera se pierde sin saberlo
De ser inquebrantable cazadora de presas
A ser inocente y torpe carne fresca.