Tu figura lentamente se perdía en el crepúsculo que lucia un rojo vaporoso y en el mismo instante, una amarga hiel corría por mi boca, no hallando un cuenco para guardar mis lagrimas, que brotando copiosamente de mis ojos, surcaban veloces mi rostro como queriendo darte alcance.
Ya nada es igual, después de aquél, BAY-BAY, que con total desparpajo soltaste de tu boca, arrojando nuestro amor como una hoja a la basura.
Todos mis dias son de un intenso gris, el sol ausente, quitándome la alegría de sonreír y la solitaria luna queriéndome acompañar se asoma por las nubes, tratándome de explicar su palidez, se retira mas temprano.
El otoño, donde los atardeceres son rojizos, parece una lúgubre copia del entorno acompañando la situación.
Las flores del jardín permanecen inclinadas con vergüenza por la perdida de su belleza.
Todo cambio, nada es igual y se va apagando como tu amor, cuando te fuiste.
Robi