“el silencio es el mejor amigo que nunca nos traiciona”
CONFUCIO
Si quiero recordarte, ya no puedo
eres como esa silla que dejo mi padre
un espejo quizás una alborada
he de esperar para volver a verte.
Tú tienes la caricia que yo busco
aquella que me falta y que me inquieta
¿En cuánta pesadumbre me refugio?
No quiero caminar sobre tu espalda
ni ser sombra en el sendero que recorres;
te recuerdo así, con tal urgencia
cuando tu vientre se prende entre mi mano…
igual recuerdo tu seno
ese dulce manjar que saboreo mi boca,
(tus dedos en mi sexo)
Y tu apacible mirar que me sofoca.
Nada es eterno –lo sé- nada es eterno
pero el olvido es tenaz
y, es un recuerdo entre canas, que nos sigue,
por eso antes de que el alba me sorprenda
o el río aledaño a mi casa se desborde,
he de volver a verte
y acariciar tus pechos y tu vientre.
Me voy a despedir, no es preciso
el protocolo del adiós sublime:
dejemos en el cuerpo las caricias
en los labios los besos
y dejemos las palabras… en silencio.