Fiel y querido amigo
veo que te apiadas de mí,
pasados los años comprendí
como escapar de tu castigo.
Mi cuerpo sufre callado,
heridas que dejaste abiertas,
heridas que tú mismo has cerrado,
heridas, que fueron sangrientas.
Amigo de cuerpo y alma
siempre estarás a mi vera,
te espero abatido de calma,
mirándote en una esfera.