Hoy… vi pasar más lenta la hora,
en la que mi mano te miró desnuda/
y en mí surgió la fatídica duda,
si estaría contigo al nacer la aurora.
Fue mi boca un poco inexperta,
o fue la inquietud impaciente/
la que zarpó de tu puerto de repente,
y salió deprisa sin cerrar la puerta.
Fue una noche para seguir soñando,
apagar la luz y encender una vela/
soñar un desenfreno: ver tu candela,
anclado en tu cintura y seguirte amando.
Es muy bien sabido que eres prohibida,
más no haré en ti ningún reproche/
veremos nacer al alba en el fondo de la noche,
como nacida en ti estará mi vida.
Eres mujer de belleza suave y leve,
que ha levitado en mis labios/
eres el pétalo que ha besado ríos,
el lirio que pintó tu pecho de nieve.
Más no puedo olvidar tu cuerpo débil,
de rosa recién nacida del lecho/
dos botones vírgenes descubrí en tu pecho,
de tu febril cuerpo inmóvil.
Hoy he vuelto a recordarte prohibida,
igual que esa noche de tormenta/
en la que mi voz un poco suave y lenta,
en silencio/ al cerrar la puerta -firmó su partida-.