emmanuel sèbrol

Soy quièn se ha perdido

Soy el barco aquel que sarpò una clara y tivia mañana

de verano.

En aquel entonces, todo era optimismo y se auguraban

buenas travesias por los siete mares.

Pero la vida es traicionera como el mar y sus confines:

mientras tengas calma, prepàrate para lo peor, incluso,

para naufragar y perderlo todo.

Prepàrate para quedar flotando en un mundo desconocido,

en un mundo donde ya no tienes el control y eres presa facil

para otros.

 

Un dia en los confines de los oceanos, me perdì

Y las olas de la vida me hicieron naufragar.

Me sentì solo, frio y abandonado.

No existe soledad màs amarga que cuando

creèmos que Dios nos ha dejado solos.

 

Soy ese barco, esa barcaza, ese pequeño bote

que navega sin rumbo, sin capitan y a la deriva.

Soy ese navio que se perdiò

y que no quiere encontar puerto,

por que donde hay puerto,

hay que anclarse.

Y cuando nos anclamos nunca sabemos

cuando volveremos a partir.

Mientras, nos hacemos viejos.