Diaz Valero Alejandro José

El hada de los lagos en Kabiwe (Cuento)

 


En una hermosa ciudad bañada por el sol del trópico, en un lugar del mapa de un gran país, había un lago; ese lago era el orgullo de todos los habitantes de dicha ciudad; hasta llevaba su nombre. La ciudad se llamaba Kabiwe y por supuesto el lago recibió el nombre de El lago de Kabiwe.
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Ese lago era tan cristalino como el mismo cielo, muchos habitantes creían que era un pedazo de cielo que se había caído hace muchos años y que al ser derretido por el sol se transformó en lago.
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Aquél era un lago como todos los lagos del mundo. En realidad quienes eran limpios y transparentes eran los habitantes de esa ciudad. Todos amaban y cuidaban al lago y lo mantenían sin suciedad, lo cual hacía grata su presencia en la naturaleza.
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En ese lago convivían felices, peces, pájaros y barcos que cada día regalaban a sus pobladores un hermoso espectáculo.
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A sus orillas se inspiraban los poetas que cantaban, pájaros que volaban, peces que nadaban, barcos que navegaban y gente que cuidaba su lago y se sentía dueña de él.
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Pero un día nadie supo qué pasó, el lago siendo el mismo, dejó de ser transparente para convertirse en un triste vertedero de basura. Allí mugriento y maloliente se fue quedando sin peces, sin pájaros y sin barcos. Sólo quedaba la gente, era otra gente, con otra manera de pensar.
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Dicen que en algunas noches de luna el lago de Kabiwe lloraba, añoraba sus aguas cristalinas, sus poetas y los barcos pescadores que hacían vida en sus aguas. Pero ya no era posible volver a esa bella estampa del pasado. El tiempo había transcurrido, la gente había cambiado y él lo sabía.
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Cuentan que un día llegó un hada a la ciudad de Kabiwe y quedó asombrada al ver el estado en que se encontraba el lago, menos mal que ella no sabía cómo era el lago en los tiempos pasados, de saberlo hubiera salido espantada de aquella ciudad.
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Esa hada de los lagos comenzó a buscar la manera de que el lago mantuviera su presencia en la mente de los pobladores de aquella ciudad. ¡y lo logró, claro que lo logró! pues en un acto mágico realizado con su varita de cristal y su estrella resplandeciente, hizo que todos los habitantes siguieran viendo el lago transparente.
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El lago de Kabiwe estaba contaminado, la suciedad seguía afeando sus riberas, sin embargo sus habitantes seguían sintiendo orgullo por su lago y lo veían como el mejor lago del mundo. Disfrutaban contemplar su inexistente belleza y hasta los poetas y cantores le brindaban las canciones más hermosas que nunca ningún otro lago haya tenido.
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Así termina la historia del lago de Kabiwe, un lago que conservó por siempre su belleza en los ojos de sus pobladores, quienes vivían del mágico encanto del hada de los lagos y mantuvo por siempre en su mente un lago hermoso y transparente que adornaba a la ciudad de aquel lugar del mapa, de aquel gran país.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela