Ya no volverás mañana.
Palidece la estancia cuando te marchas
y me dejas desnudo en la cama;
solo, abrazado a la almohada.
Preciosa mariposa en bragas,
te vistes despacio y sonríes
dejando mi cuerpo teñido
con el polvo multicolor de tus alas.
No. No volverás mañana.
Hoy se acaba tu tiempo.
Si es cierto que sólo vives un día
podré contarle al viento
que pasamos juntos la noche,
o lo que es lo mismo,
la mitad de tu vida ...
conmigo.
Lo mejor de la mía ...
contigo.