¿Por qué escribo...?
Cada palabra es una voz al viento
esperando, tal vez, ser escuchada
pues palpita una ilusión deseada
del corazón que vibra sentimiento.
Deseando conteste el firmamento
si las bocas permanecen calladas.
Las voces del mar no son silenciadas
cuando solo el corazón va sediento.
Mientras las aves quieren conocer
los aromas celosos de las flores
sin cerrar puertas a los ruiseñores.
Ya que las palabras quisieron ser
es que vienen con leve parecido
cuando mi alma percibe el contenido.