Me he cansado de buscar y de soñar despierto,
Me han cansado las caídas y los golpes en silencio,
Me he cansado de tanta palabra ahuyentada,
De mis sonrisas, y de mi inquieta mirada;
Me he cansado de aquellos,
Que con sombría corona,
Se revuelven en cuna amañada,
Llenos de pena,
De rencor y con poca gloria.
Me siento triste,
Porque en el aire han quebrado mis ansias,
Me siento frágil,
Y a pesar de que han roto mis alas,
De volar, no me han quitado las ganas;
Hoy siento frío,
Con poca luz y sin mucha posada,
Y en el atisbo secreto de mi alma,
Una taza de té,
Que procura mi calma.
No hay pesares,
Que se vallan con la sola palabra,
No hay lamentos,
Que se mitiguen con desamor y pura farsa,
Solo hay rencor y silencio del alma,
Que me dice,
Que aquellos no son, de mi comarca.
Hoy tengo mis fieles alas,
Sin plumas azules ni corazas doradas,
Hoy pienso en volar a tierras lejanas,
Donde no existe el sol,
Ni luna de madrugada;
Pero reparo en que el tiempo, no espera y si calla,
Cuando me veo volar,
Con alas de papel,
Y plumas de hermosas palabras…
Aprendí a volar muy lejos,
A pesar de que rompieron mis alas.