Te escribo un poema, de ti para mí. Te lo escribo yo porque tú ya no me escribes, porque no soy candidata ni merecedora de provocarte, ni el más mínimo instinto, a encender una vela en la oscuridad de tu habitación por la madrugada e impregnar la tinta en el papel. Te escribo un poema de ti para mí, porque hubieron muchas palabras que yo sentí que tu debías decirme, y un montón de letras que tú tenías que cantarme. Escribo para escucharme a mí, para hacer como que me escuchas hoy que no estás. Como si con este texto invisible pudiera gritarte y hacer retumbar en los tímpanos, que en esta ocasión, por única vez, deseo que seas tú el primero en volver.
Te escribo un poema de ti para mí, ahora que tú no me cantas, ni me escribes, ni me dices...