Mi mirada se perdió en tu pecho...
Tu pecho se ha dormido entre mis latidos
como tierra ardiendo entre gemidos,
y bajaron mis ojos con su deseo crecido
hasta el borde de tu selva en gritos.
Remonté mi viento entibiando el nido
y mi boca la miel drenaba en su recorrido,
se saciaron apetencias en un cielo florecido
y las palabras en libertad llegaron al infinito.
Mi piel se descolgó en voraz albedrío
y despertó cada poro en su camino.
La euforia, el embeleso y el destino
hicieron de mí… la Sierva y Ama de tus ríos.