Santiago Miranda

Bus

Sus miradas se pasean sobre mi/ traje
lamiéndome los ojos que no/ aguantan
el peso de ser /un centro imaginario recibiendo
sus miradas no/ se resbalan por el brillo
de mi/ traje negro impoluto, como un sol oscuro
ascendiente que espera/ la reacción de huida
en su ataque, al sentarme/ en el trono
de pvc bacteriano nos rebajamos
al mismo nivel
y un niño de pecho llora por querer
el pecho en sus labios
y un pensamiento que se escucha
fuera del mismo pensamiento hasta advertir
la paranoia/ era como un sueño fuera
de un sueño/ una niebla pernoctando
al paradero/ y un sol que llora sobre el bus
derritiendo el liquido que algunos invisibles
poros llevaban/ dentro con alguna función evasiva
donde las miradas son/ mantenidas por aquí
y el/ silencio también observa que hay un aquí
¿que hay aquí? señala el brillo de sus ojos muertos
como si todo fuera tan urgente en cada instante
como si cada instante fuera uno nuevo y diferente
y no el mismo eco que se repite/ más fuerte
y menos volátil / que repite por ser el mismo
y cada palabra es un conjuro libertario
eslabonándose una condena

 

Hoy Zurita ha ganado un premio, y yo/ que odio
los apellidos, este es/ mi purgatorio
y cementerio, saco un/ libro y me escondo
de la palabra echa/ día cuando asecha el hecho;
mas allá de este desierto no hay flores
no hay fe y no hay desierto
mas allá/ de este allá la esperanza
es una omisión utilitaria
que refleja un gris perfecto
mas allá de este bus
no hay nada/ ni nadie
y nada hay acá/ dentro
lleno de buses el/ pasajero
un libro para ocultar mi cara
de la vergüenza ¿que ha pasado
con este pueblo guerrero?
alguien se ríe más/ cerca
que lejos (del paraíso
individual yo soy ajeno