Y ante la ausencia de un rostro en el cual poder ver reflejada mi sonrisa,
calla mi alma su risa y espera intranquila a que vuelvas.
Se cancela el día en nombre de la oscura noche,
que con malicia me trae tu recuerdo sombrío y de llanto cubierto.
Muero lento al no tenerte, al no verte descansando tan tierna sobre mi brazo.
Escucho a lo lejos tu bello canto, ese que a mis mañanas traías con encanto.
Te recuerdo y en un suspiro te pierdo, te roba el tiempo y te oculta, pero tan solo en algunos momentos.
Tu ausencia se convierte en mi breve y simple tormento.