Extrañaba la ternura de tu caricia desgarradora,
Aquella que por tanto tiempo me hizo compañía,
El ruido abrumador tu simpleza ensordecedora,
Y las horas que pasaron por mí, sin yo verdaderamente pasar por ellas.
Verás, Soledad, que los tiempos han cambiado,
Que a pesar de ser un loco enamorado,
Y a pesar de siempre haber contado contigo, hasta en tu ausencia,
Lo nuestro ya pasó, sin tan siquiera nosotros haber pasado por ello.