Alguien me pregunto porque no pinto mis canas
presta le respondí porque no me dan las ganas,
luego menos ofuscada medite en mi respuesta
y con tristeza entendí que no fue la mas correcta.
Por si acaso otro curioso me quisiera preguntar,
en estos humildes versos le pretendo contestar,
no pinto mis blancas canas porque ellas me coronan,
de mis años son testigo y a mi no me incomodan.
Son prueba de haber vivido largos y fecundos años,
son prudencia, desengaño, madurez, sabiduría,
mis canas son alegría pintada de gris y blanco,
de mi vejez el encanto mi orgullo de lo logrado.
Para tenerlas he pasado por momentos de tensión,
y he luchado con valor mis mas terribles batallas,
mis canas llevan grabada la historia de mi existencia
sin que pida yo clemencia porque ellas me visitan.
Han crecido con mi risa y con mi llanto también,
ellas son vestigio fiel de lo duro que he vivido,
están en mi camino, ahí estarán hasta el fin,
aunque intentara esconderlas volverán a resurgir.
Ellas no me avergüenzan pues son regalo de Dios
y nos regresan la imagen que el pecado nos quito,
Apocalipsis describe a Jesús con cabellos blanco,
quiero parecerme a el en su belleza y encanto.
Creo que si algún curioso tenia dudas de mis canas,
porque no las pinto yo y las luzco con mil ganas,
la respuesta esta explicada y no quiero compasión,
soy mujer que envejece con dignidad y valor.
Los años que he vivido Dios me los ha regalado,
los cuento con alegría, me llenan de mucho agrado,
cada año que cumplo estoy mas cerca del cielo,
y esos cabellos canos lo revelan con desvelo.
Con canas o sin ellas siempre seré la misma,
la que canta, la que llora, la que se ríe y camina,
ellas no me han robado la intensidad para amar,
aluden que el tiempo es breve y se debe aprovechar.
Cada día cuando las peino me refrescan la memoria,
para que ponga mis pies en el camino a la gloria,
a mi edad las ambiciones quedaron en el pasado,
solo quiero llenar de amor a los que estan a mi lado.