¿Otra vez aquí?
¿Por qué regresas si sabes que no eres bienvenida?
Te he cerrado la puerta tantas veces
que deberías saber que aquí no tienes tu morada.
Ya lo sé, fuimos buenas compañeras,
tuvimos encuentros de horas interminables,
contigo viví mis más profundas penas
pero también mis más grandes anhelos;
llenaste mi corazón de miedos y tristezas
pero al final le diste serenidad y paz.
¿Qué pretendes asomando otra vez en mi camino?
¿Por qué hurgas de nuevo en mi recóndito ser?
¿Vienes acaso a perturbar mi paz
o es que quieres regalarme esa luz que te acompaña?
Pues bien, no voy a resistirme más,
puedes quedarte, amiga soledad;
para bien o para mal,
sé que también esto pasará.