No quiero morar mis silencios,
porque son embravecidos
se enroscan en uno mismo
aunque parezca muy necio.
Prefiero quemar amarguras,
y el collar de perla pura
con la luminiscencia del sol
brotar todo mi candor
escribiendo con franqueza
sin ponerle nombre al amor
podré vaciar mi cabeza.
No quiero morar los silencios
quiero que sea un arpegio
lo que me embriague la vida
y me haga vibrar el alma
las piernas y la palabra
para renacer una mañana.