¿Cómo dejar de soslayo
tu momento,
si es endemia del alma?
No es, entre tanto,
extrañeza amarte.
Eres día y noche de mis horas.
Desde antes del hoy
no definimos la tarde,
a partir que somos juntos
como calor a piel.
El envejecido reloj
de nuestros días
ha perdido su principio.
Traspasamos con amor
estruendos calados de penumbra.
No es menoscabo enamorarte
como no lo es, en vejez,
poder besarte.