Hoy no tengo ganas de ni mierda,
sí tal vez de la mierda de mis poemas
de apuñaladas en el alma con indiferencia.
Sí tal vez ganas de fumarte con placer
de mirarte hasta aburrirme de la mentira de tus ojos
quiero suicidarme con el veneno de tu piel
y vacunarme con el sabor de esos labios,
o sí tal vez ya tengo ganas de dejarte ir
porque ya vales mierda.
¡Pero recuerda: los poetas somos mentirosos,
también hablamos mucha mierda!