El hombre, encontró un árbol hueco
lo golpeó con el puño
el sonido espantó el silencio
los pájaros volaron
mientras una suave brisa
hizo coro en la hojarasca.
Maravillado el hombre
golpeó nuevamente
hasta el dolor de las manos
entonces calló todo.
Entristecido el hombre
silencioso el aire
crujió el árbol
cayéndose una rama.
El hombre, con luz en los ojos
tomó esa rama y golpeó
hasta que el sol se hizo noche
entonces, ese hombre
de pié, levantó los brazos
sabiendo que había encontrado a Dios.