Altares en las alturas
esculpidos de piedra y nieve
pintados por la aurora
del ocaso y de mil amaneceres
La muralla de los titanes
gris e inexpugnable a contraluz
cuando los días y las noches
estallan como una supernova
El himno sordo
de la imagen más bella
que ni los artistas
ni los poetas
capturan su esencia
Silencio lapidante
de Stonehenge
Esfinge eclipsante
proyectando su sombra
En los campos de profunda esmeralda
de viridiana intensa
Cuando el Sol asoma
como flagelos que ondean
como cortinas concéntricas de luz
de cielo, de muerte
y de palpitante vida
en las inmensas colinas de Ordesa